sábado, 18 de agosto de 2007

Delirio I (Ernesto)

Cuando llegaste a mi ventana
no te alcance a ver el pelo,
los labios fueron objeto
de mi desviado atropello
de no haberte visto el alma,
para no olvidarte el cuerpo.

Y se que te he dejado lejos
como mil pasos al cielo,
dos al lado, y a tus pechos.
Cosas que no quiero en la vida,
es verte en un atropello
y que me quede en silencio.

Es verdad ya no te he visto,
y la ultima vez de ello
lloré cuando te fuiste, y fue por dentro.
No fue porque no vinieras hermosa
no es cierto,
sino por no haberte besado tu beso.
Que me diste esa tarde, amiga
oculto en aquellos versos.

Y ahora que no tengo nada,
y quizas tampoco lo pierdo.
Obviando que lo que dices es cierto.
En cada una de esas promesas
cumplidas ocurren mil reacciones
en mi cuerpo.
No es mi mente la que dirige
sino mis sentimientos.
Y los dejé esa tarde de celos
en la que me mataste con tu beso.

Y que la mañana no compre las alas
yo me compraré el boleto
para ver como es que sueñas
y de esos momentos.
En que no lo sé,
no se lo que pasa por tus pensamientos.
Pero al menos la duda
me deja posibilidad de un ciento
que entre los sueños hermosos
estemos tu y yo como la llama y el fuego.

Que entre esos sueños seamos
como esa flor y el nectar espeso.

O que se funda el dolor,
y seamos dolor y remedio.



Duramente puede ser la critica a estos versos porque me he portado bastante cursi aunque no lo quise. Parece que hoy mi alma esta medio envuelta en pena.

No hay comentarios: